7 Datos Curiosos: Sismos

 1. Los sismos no se miden en escala Richter.

Bueno, sí se miden, pero generalmente sólo en Rusia o en ciertas naciones de la extinta Unión Soviética. Mientras que los medios de comunicación suelen reportar los sismos como “X.X en la escala de Richter”, la escala general utilizada por los sismólogos en la actualidad es la “de magnitud de momento” (MMS). Mucho más precisa para los sismos más severos y mucho más efectiva a la hora de colaborar en la construcción de edificios a prueba de terremotos que la escala de Richter, la MMS ha estado en uso desde la década de 1970.

Tampoco hay que preocuparse mucho por lo que se diga en los medios, de todas forman, las dos escalas coincides en sus parámetros de medición. Por ejemplo, un terremoto de 7.2 en la escala de Richter, arroja una magnitud de 7.5 en la MMS. Se emplea de forma generalizada gracias a que es mucho precisa a la hora de medir sismos mayores en magnitud 6.9.

2. No siempre el terremoto es lo peor.

Cerca del 70% de la superficie de la Tierra está cubierta por agua, quizá por esa razón no resulte sorprendente que cuando los terremotos suceden, no siempre lo hacen en las cercanías de los asentamientos humanos. Sin embargo, estos terremotos lejanos pueden causar efectos devastadores que resultan en la muerte de miles de personas y la destrucción de pueblos enteros. Cuando un sismo de magnitud mayor ocurre en el océano, las ondas de coque producidas pueden causar grandes movimientos en las aguas del océano, mismos que se traducen en una ola gigantesca o una serie de ellas mejor conocidas como tsunamis. Estas olas se dirigen hacia las costas y con frecuencia no terminan cuando llegan a tierra, siguen su curso sin tener mucha consideración por lo que encuentran a su paso. El tsunami de diciembre de 2004 fue causado por un terremoto de magnitud 9.2 bajo el Océano Indico, arrojando olas de hasta 30 metros de altura. Mientras que el terremoto por sí mismo fue el tercer movimiento sísmico más grande jamás registrado, el tsunami consecuente terminó por matar a 230,000 personas en 14 países diferentes.

3. El terremoto más grande.

Con un registro de 9.5 en MMS, el terremoto de Valdivia en Chile tuvo lugar el 22 de mayo de 1960 y es el sismo más fuerte registrado hasta la fecha. Golpeando a Lumaco en el centro de Chile, los afectados tuvieron que vérselas no sólo con los daños causados directamente por los temblores, también con los deslizamientos de tierra, las inundaciones y las erupciones volcánicas que se desataron. Al suceder justo en la costa del Pacifico, el terremoto también provocó un tsunami que se desplazó hacia el norte y el oeste a través del océano más grande del mundo, con olas de 25 metros de altura que viajaban a cientos de kilómetros por hora. Este tsunami mató a 61 personas al impactar en las costas de Hilo, Hawái, a más de 10,500 km del epicentro.

4. Las fallas pueden moverse rápidamente.

Bueno, rápido en términos geológicos no se equipara a una carrera de Usain Bolt, pero aun así es bastante impresionante si se toma en consideración. La falla de San Andrés se ha movido, en promedio, unos 56mm por año durante los últimos 3 millones de años. Por cierto y como una mera curiosidad, aproximadamente esa es la misma velocidad a la que crecen las uñas de las manos de una persona. Debido al movimiento de las placas que chocan en la falla, en varios millones de años ciudades como San Francisco y Los Ángeles estarán lado a lado.

5. Los terremotos pueden alterar el tiempo.

La duración de un día se encuentra intrínsecamente ligada a la velocidad en que la Tierra completa una rotación sobre su propio eje; entonces, se puede deducir, que si el movimiento de rotación de la Tierra fuera interrumpido de forma repentina y violenta, el tiempo que tardaría en completar su rotación se vería alterado. Lo creas o no, esto es exactamente lo que puede suceder como resultado de sismos particularmente fuertes. La NASA ha sugerido que el terremoto de Valdivia de 1960 y el terremoto de Japón de 8.9 grados de magnitud de 2011 impactaron el eje del planeta de forma leve, reduciendo la duración del día en 1.8 microsegundos… y por eso llegué tarde al trabajo.

6. Los terremotos se pueden fabricar.

Gobiernos de todo el mundo se mantienen en una búsqueda constante de nuevas formas de extraer el petróleo y gas más difícil de alcanzar desde el suelo terrestre. Una gran cantidad de tiempo y dinero van dirigidos a un proceso controversial de fracturación hidráulica, más comúnmente conocido como fracking. Este proceso implica la inyección de una mezcla de agua, arena y productos químicos a alta presión en un pozo, con el objetivo de crear pequeñas fracturas que actuaran como caminos para que los combustibles fósiles puedan ser extraídos. El efecto sísmico del fracking es mínimo, pero existe una creciente preocupación en las variantes del proceso de fracturación hidráulica sobre que cause pequeños sismos que pueden ser percibidos por los residentes que viven en las proximidades del punto de fractura. Los resultados iniciales arrojaron sismos de hasta 3.3 grados de magnitud en los puntos de fractura hidráulica en el Reino Unido, EE.UU. y Canadá.

7. El primer sismógrafo data de hace casi 2,000 años.

Sería excelente si hubiera sobrevivido al paso del tiempo. Construido por el artista y científico chino Zhang Heng y presentado ante la corte de la dinastía Han en el año 132 a.C, el primer dispositivo de detención de sismos era una urna de bronce que contenía un péndulo, y era capaz de señalar con precisión la dirección desde donde se originaba un terremoto. Aunque hoy en día esto no pueda parecer demasiado útil, se trataba de una herramienta importantísima para las autoridades chinas cuando detectaban un temblor, ya que de esta forma podían enviar la ayuda hacía donde este dispositivo indicaba que había sucedido la catástrofe. En una época donde la comunicación era tan rápida como un hombre a caballo, el Houfeng didong yi (como era llamado) salvaba vidas y ahorraba tiempo.