jueves, 4 de septiembre de 2014

Datos Curiosos : resucitar muertos

corazon grafica
En el año de 1986, una niña de dos años llamada Michelle Funk cayó en un riachuelo y se ahogó. En el momento en que los paramédicos lograron localizarla, llevaba sin respirar más de una hora y su corazón se había detenido.
En otras palabras, había muerto. Por curioso e inexplicable que parezca, los paramédicos continuaron con su intento de salvarla, y después los médicos en la sala de urgencias del hospital. Tres horas después de que Michelle había fallecido, su corazón volvió a latir.
El caso de Michelle Funk inspiró a David Casarett a estudiar medicina para traer personas de regreso a la vida. Casarett se desempeña actualmente como profesor de medicina de la Universidad de Pensilvania, en los Estados Unidos.
 Dale un vistazo a estos nueve datos sobre revivir muertos que, sin duda, te sorprenderán:

9. Revivir personas es una práctica que data del siglo XVIII

En el año de 1700, varias personas de noble corazón en varias ciudades europeas comenzaron a interesarse por revivir a las personas que se ahogaban. Sus métodos pueden parecernos excéntricos – colocaban al muerto en un caballo trotando, lo sumergían en agua helada, raspaban la parte posterior de su garganta con una pluma, soplaban humo de tabaco en el ano, le propinaban golpizas, etc. –, pero algunos de estos actos tenían, de hecho, una base científica.
humo cigarro
El movimiento de un caballo al trote podía resultar en la contracción y expansión sucesiva del diafragma, lo suficiente como para forzar al aire a entrar y salir de los pulmones y estimular la circulación de forma no muy diferente a la actual técnica de resucitación cardiopulmonar. En el caso del humo del tabaco, este contiene nicotina, sustancia que obliga al cerebro a liberar adrenalina, que a su vez aumenta la frecuencia y la fuerza de las contracciones del corazón. De hecho, la adrenalina es un elemento indispensable en las ambulancias.
Algunas de las técnicas que se intentaron en aquella época eran extrañas, pero acabaron por ser ancestros directos de cosas que empleamos en la actualidad”, dice Casarett. “La respiración boca a boca fue pionera, según puedo asegurar, en Ámsterdam de finales del siglo XVIII, y sigue siendo uno los pilares de la resucitación en la actualidad”.

8. Si mueres y quieres vivir para contarlo, es mejor que mueras en un lugar frio…

Casarett narra en su libro varios casos notables de individuos que retornaron a la vida después de una hora o más sin respiración ni frecuencia cardiaca. En todos estos casos, había una constante, el individuo había “muerto” en un lugar frio, como el caso de una mujer sueca que sobrevivió 80 minutos presa bajo el hielo de un riachuelo congelado.
hielo
No se trata de coincidencias. Cuando las células se privan de oxígeno y nutrientes, rápidamente comienzan a autodestruirse. El frío retarda este proceso, reduciendo las necesidades metabólicas de las células. Esto permite que el cerebro y otros órganos no sufran el mismo daño que estando a temperatura ambiente, en el que no hay prácticamente ninguna posibilidad de que sobrevivían, por lo menos no cognitivamente intactos.
Actualmente, algunos de los trabajos médicos más emocionantes sobre reanimación implican bajas temperaturas”, explica.

7. … O en Pittsburgh, en los Estados Unidos.

inyeccion
Casarett afirma que un estudio clínico en curso en la Universidad de Pittsburgh pretende, justamente, aplicar esa idea de las bajas temperaturas en pruebas a pacientes con trauma. En casos extremos, donde una gran pérdida de sangre desencadena un paro cardiaco, los médicos sustituirán la sangre del paciente con una solución salina congelada, con la esperanza de ganar un poco de tiempo para reparar las heridas antes que las células y los órganos comiencen a morir. Existe una discusión ética sobre el tratamiento, porque los pacientes están inconscientes y, por tanto, incapaces de dar el consentimiento, pero las personas pueden solicitar un pulsera que capacita a los médicos para que los utilicen como “conejillos de india”, en caso de que se conviertan en una víctima que encaje en este perfil.
Casarett dice que no tiene mucha familiaridad con los detalles del estudio como para emitir un comentario sobre las cuestiones éticas, pero se declara fascinado por la ciencia atrás de esto. En su libro, el autor describe algunos de los experimentos que se hicieron con perros y que establecieron las bases para la investigación en humanos. “No se trata de una idea incierta, tiene una base muy fuerte en biología molecular”, argumenta.

6. Los animales que hibernan podrían ayudarnos a resucitar en el futuro

Mediante el proceso de hibernación, los animales como los osos y las ardillas disminuyen su actividad metabólica para sobrevivir a la escasez del invierno. Si los seres humanos tuvieran la posibilidad de ser colocados en un estado semejante, sería una excelente alternativa a colocarlos en hielo (o sustituir su sangre con una solución salina congelada) para preservar su cerebro y otros órganos.
ardilla
El estado de suspensión mediante hielo tiene grandes desventajas: hace más difícil restaurar el ritmo normal del corazón y requiere de una gran cantidad de equipo, lo que vuelve prácticamente imposible el uso de esta técnica fuera de una sala de hospital. Una sustancia química que pudiera tener el mismo efecto, sería mucho más eficaz y ampliamente más útil.
Durante su investigación para “Shocked”, Casarett visitó laboratorios de científicos que están intentando entender los cambios bioquímicos que acontecen cuando los animales como las ardillas, los ratones y lémures (hasta donde se sabe, los únicos primates conocidos que hibernan) entran en un estado de hipometabolismo. Es decir, no es una locura imaginar un futuro en el que las ambulancias vayan equipadas con un medicamente derivado de un compuesto en los animales que hibernan.

5. No desperdicies el dinero en la criogenia

El libro dedica un capítulo entero al tema de la criogenia. Según el médico, existen individuos dispuestos a gastar más de US$ 200,000 para colocar sus cuerpos en hielo después de morir, con la esperanza de que los científicos algún día encuentren una cura para lo que los mató y los resuciten.
criogenia futurama
Casarett quedó anonadado con las ponencias científicas sobre las diversas formas de congelar un cuerpo tan pronto como sea posible sin la formación de cristales, que podrían rasgar los tejidos del cuerpo y contaminar las concentraciones de electrolitos del organismo.
A pesar de todo esto, no se convenció de que las personas que hoy son congeladas puedan ser reanimadas con éxito en el futuro. “Puedo pensar en una montaña de maneras para gastar ese dinero”, dice.

4. Haz un entrenamiento en RCP

Soplar la boca de una persona y masajear su pecho puede ser un acto que ayude bastante mientras llega la ambulancia. En resumen, la RCP (resucitación cardiopulmonar) salva vidas.
cuidado corazon
Hasta quien no conoce la técnica puede salvar la vida de alguien en paro cardiaco con un desfibrilador automático externo. Estos dispositivos son capaces de detectar un ritmo cardiaco anormal y emitir comandos de voz para guiar hasta a un usuario inexperto a aplicar una descarga eléctrica paro ofrecer mayores posibilidades de supervivencia a un paciente.
Según Casarett, más personas entrenadas en RCP y más desfibriladores disponibles en sitios públicos constituyen una estrategia excelente para resucitar con éxito más personas. Es una pena que muchos gobiernos y sistemas educativos no compartan una idea como esta.

3. La resucitación no funciona como lo vemos en TV

La mayor diferencia entre la reanimación que solemos ver en la TV y la realidad es la probabilidad de éxito. “En la TV, parece mucho más fácil y eficaz que en la vida real”, afirma Casarett.
radio tv
Un estudio de la década de 1990 intentó cuantificar esa diferencia, y los investigadores descubrieron que el 75% de las personas que recibieron RCP en la TV sobrevivían, en comparación con el 30% de la vida real.
Otra diferencia es que las personas recientemente reanimadas muchas veces vomitan. Cuando se está inconsciente, los músculos de relajan, incluso el musculo del esfínter en la parte inferior el esófago que normalmente impide que el contenido estomacal vaya para arriba. Una persona recostada sobre su espalda recibiendo golpes en el pecho con ese musculo relajado probablemente escupirá alguna cosa después de ser reanimada, algo que no podemos entender porque no estamos acostumbrados a verlos en televisión.

2. Morir no es tan simple como antes

La línea entre “vivir” y “morir” se hace cada vez más estrecha gracias a los avances de la tecnología. “Varios médicos con quienes conversé me dijeron que hace apenas cinco años, cuando tenían que atender a un paciente con paro cardiaco, era bastante claro en algún momento que ya estaban agotadas las posibilidades y que no había mucho que se pudiera hacer”, relata Casarett.
electrocardiograma
Pero ahora existe toda una variedad de cosas para intentar. Por ejemplo, hoy existen máquinas de oxigenación por membrana extracorpórea que pueden retirar la sangre de un paciente con insuficiencia cardiaca, oxigenándola y bombeándola de vuelta al cuerpo, manteniendo a la persona con vida – o algo por el estilo. “Esa línea se está haciendo mucho más difícil de definir gracias a todas estas tecnologías”.

1. Volver del más allá tiene un costo

Restaurar la vida puede que se esté haciendo mucho más fácil con la ayuda de las nuevas tecnologías médicas, pero si es una vida digna de ser vivida ya es otra cuestión.
pastillas
Según Casarett, la calidad de esta vida puede ser cuestionable, especialmente cuando un paciente reanimado nunca recupera la conciencia. Y después está el asunto del que nadie gusta platicar: los costos financieros, que pueden llegar a más de US$ 20,000 por día.
Conforme la ciencia médica avanza, podemos esperar más historias increíbles de resucitación. Sin embargo, también podemos esperar debates más ríspidos sobre los costos emocionales y financieros de estas nuevas tecnologías, y sobre qué tipo de vida o muerte nos ofrecen.
Para mas información que tal si revisas este link  Wired

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