martes, 30 de julio de 2013

Datos Curiosos: Humanidad

10 datos sobre la humanidad


Mientras que muchos buscan soluciones (o, al menos, una explicación que permita crear soluciones), no todos los estudios científicos arrojan resultados alentadores. A continuación te presentamos 10 descubrimientos científicos “deprimentes” sobre la humanidad, elaborado por Karl Smallwood, para el sitio Listverse.

10. La obesidad es tan alarmante como el hambre.

Según el informe de 2012 de la Global Burden of Disease Study (que investiga el impacto global o regional de determinadas enfermedades, lesiones y factores de riesgo), de 1990 a 2010, la tasa global de obesidad aumentó en un 82% – y eso no significa haya menos personas muriendo de hambre.
9. “Lo que quiero para Navidad: un padre”.

Un estudio realizado en 2012 con 2,000 familias de las ciudades de Westfield London y Westfield Stratford City (Inglaterra) mostró que, entre los niños, la novena solicitud de Navidad más común fue “un padre” – “una madre” era la número 23. No se necesita un gran esfuerzo para concluir que este tipo de cosas no son exclusivas de un solo país.
8. Ayudamos a nuestra familia por obligación.

Al investigar el fenómeno de la empatía (la capacidad de ponerse en el lugar del otro), el psicólogo Lidewij Niezink llegó a la conclusión de que, mientras que ayudamos a los amigos porque nos identificamos con ellos, tendemos a ayudar a nuestra familia tanto por obligación social como por esperar algo a cambio.
7. La repetición te puede hacer creer en una “falsa mayoría”
En 2007, investigadores de la Asociación Americana de Psicología (APA) dieron a conocer un estudio que muestra que recibir varias veces la opinión de una fuente tendría el mismo efecto que recibir esta opinión de varias fuentes – en otras palabras, se crea una ilusión sobre el número de personas que defienden una idea.
6. Opiniones contrarias a las nuestras.

Hay un fenómeno conocido como “sesgo de confirmación“, en el que las personas tienden a preferir la información que vaya de acuerdo con sus creencias, incluso si la información es falsa. Una posible consecuencia de esto es que, al escuchar un punto de vista contrario, podemos acabar ignorando lo que el otro tiene que decir, lo que dificulta en gran medida el diálogo.
5. Creemos estar por “encima del promedio”.

Otro fenómeno que puede perturbar las discusiones es el “sesgo por encima del promedio“, que lleva a muchas personas a considerar que son mejores que “la mayoría”, ya sea que se trate de una habilidad, o de algún nivel de conocimiento sobre un tema particular.
4. Cambios simples de palabras pueden convencernos.

Publicado en 1981 en la revista Science, el estudio “The Framing of Decisions and the Psychology of Choice” (“El Soporte de Decisiones y Psicología de elección”) mostró la forma en que una redacción “bien hecha” puede convencernos de una idea que, colocada de otra manera, terminaríamos por rechazar. Es a causa de este fenómeno que se dice que un producto es “más barato” en lugar de “menos costoso”, por ejemplo.
3. El conocimiento complica las cosas.

El artículo “The Curse of Knowledge” (“La maldición del conocimiento”), lanzado en 2007 por la Sociedad Americana de Física, señaló un problema que enfrentan los que estudian un tema en profundidad: cuanto más se sabe acerca de algo, más difícil será encontrar a alguien que tenga el conocimiento suficiente para discutir al respecto, y con el tiempo se tendrá menos paciencia para explicar el asunto.
2. Ver algo constantemente puede hacer que nos guste.

Retratado en diversos estudios, el “efecto de la mera exposición” puede ser particularmente útil en la publicidad: cuanto más vemos algo o a alguien, mayor es la tendencia a ver ese algo o alguien de una manera positiva. Aunque hay un límite (quien nunca escuchó una canción que “no aguantaba más”), es un fenómeno difícil de controlar, ya que depende de la voluntad de la persona.
1. Las cosas malas suceden “sin razón”.

Aunque hay algo de consuelo en la idea de que “todo sucede por una razón”, esta idea puede ser peligrosa, ya que nos puede llevar a pensar que las personas involucradas en una tragedia “merecían” este sufrimiento. Una creencia menos peligrosa es la de que es posible extraer algo bueno (una lección, conocimiento, un afecto) de un acontecimiento malo.
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